Tenemos el placer de entrevistar para el mes de Noviembre a Vicente Garrido, miembro del Grupo de Voluntarios OHL- Barcelona para conocer un poquito más sobre el Grupo de Voluntarios y la actividad que realiza en Barcelona.
Desde Madrid, nos gustaría agradecerte todo el apoyo, ilusión y esfuerzo que pones en cada actividad y en el día a día apoyando al grupo de voluntarios. ¡Nos vemos pronto Vicente!
Vicente Garrido - Voluntarios OHL Barcelona
¿Cómo
conociste el grupo de voluntarios de OHL?
Si no recuerdo mal, fue
gracias a la primera campaña que se realizó en Barcelona, que tuvo que ver con
recogida de libros para una ong en Perú en 2006 o 2007. Esa fue la primera de
las muchas que hemos realizado hasta ahora y de forma continuada.
Previamente
Maria Ruspoli había presentado en las oficinas de OHL en Barcelona algunos de
los proyectos que se habían llevado a cabo en Madrid. Me pareció una fantástica
manera de colaborar con aquellos que lo pudiesen necesitar y también de hacer
cohesión con compañeros de la empresa con los que habitualmente no tienes
relación.
¿Recomendarías
a otros compañeros que participaran en las actividades de voluntariado corporativo?
¿Por qué?
Lo recomiendo cien por cien. Dentro del mundo en que vivimos todo va
demasiado rápido y a veces creemos que haciendo una aportación económica a
cualquier ONG hemos cubierto nuestro cupo solidario, y lo es, pero, el ser
partícipe de una campaña, provoca que la hagas tuya, que la vivas en primera
persona, allí eres consciente que has regalado lo más preciado en la sociedad
actual, tu tiempo, paras ese reloj de la rutina diaria para una buena causa y como
recompensa una vez finalizada la campaña la sensación que te llevas es muy muy muy
gratificante.
Sirve también, creo yo, para tener un poco los pies en el suelo, tenemos
que pensar que en nuestro entorno, en líneas generales, es inimaginable que
hayan familias que no tengan un trozo de pan que llevarse a la boca, una
escuela donde aprender, o incluso algo tan cotidiano como el acceso a agua
potable, y ese contraste también provoca que uno reflexione sobre lo afortunado
o no que puede llegar a ser solamente en función del lugar donde haya nacido.
El ser voluntario te forma como persona y aporta a tu día a día una
serie de valores que a veces tenemos olvidados.
¿Cuál
ha sido la campaña en la que has participado que más te ha gustado?
Mentiría si no dijese que
la campaña que más me marcó fue la de los “sueños son posibles” para AFAC, en
la que tuve una participación directísima. Dada mi condición de mago y cómico, realizamos
espectáculos de magia de cerca tanto en las oficinas de Barcelona como de
diferentes empresas del grupo en Madrid, allá por 2.008 para poder recaudar
fondos para niños de orfanatos de China que sufren algún tipo de patología. Una
vez operados, esos niños tenían la opción de entrar en el circuito de adopción.
Quien me iba a decir a mí, que gracias a esa campaña una de las “peques”
operadas, finalmente sería mi hija Laia Jinbin…magia!!!.
Pero también mentiría si
no dijese que en cada una de esas campañas en las que he participado me han
aportado muchas cosas.
Recuerdo la campaña del
Agua por su impacto, la de recogida de alimentos en plena crisis, más
recientemente la de Haití, o la del año pasado para el estudio de la Ataxia de
Friedrich, donde una madre recoge fondos para cubrir el estudio de esa
enfermedad genética no sé…son muchas.
En el fondo me quedo con
la gente, con los compañeros, con la sonrisa, con la emoción, con la ilusión…
¿Recuerdas
algún momento especial?
Ha habido muchos y sobretodo como
comentaba antes, el tema de China me tocaba en primera persona, pero ahora que
pienso, el que más me llegó fue para el de recogida de alimentos en 2013
Los de Banc d’Aliments, nos dieron
como punto de entrega una parroquia cerca de las oficinas centrales.
Tuve la suerte de realizar la
primera compra en un supermercado de la zona “in situ” con el dinero recaudado,
junto a las personas encargadas de la distribución de los alimentos en dicha
parroquia. No podía llegar a imaginar la
logística que tenían montada para aprovechar absolutamente cada uno de los
céntimos de los que disponían.
Y se me quedó grabado este comentario: “no entiendo como hay gente que
entrega garbanzos y lentejas para estas familias, que por supuesto agradecen,
pero deberían pensar que estas personas no tienen donde cocinar, es mejor que
la legumbre esté ya cocida, con suerte, viven en una habitación con un
microondas y así lo pueden calentar y dárselo a sus hijos”
Ese día mi percepción de “recogida
de alimentos” cambió. A veces es una cuestión de sentido
común, la belleza de lo simple.
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